martes, 10 de junio de 2014

La margarina es mala para la salud: ¿mito o realidad?


Desde hace un tiempo, la margarina es la mala de la película. Una serie de e-mails muy populares le atribuyen características nefastas para la salud. Sin embargo, la información que corrió con alarmante rapidez entre millones de usuarios tiene muy poco fundamento científico. De hecho, podemos refutar esos datos y dar por tierra con todos los mitos sobre la margarina.




El origen de la margarina

La margarina fue creada por Hippolyte Mège Mouriè, un químico francés, en 1869, como respuesta a un concurso lanzado por el emperador Napoleón III para dar con un sustituto de la manteca; no es cierto que haya sido producida para engordar pavos. El objetivo era mantener bien nutridos al pueblo y a los soldados franceses. En principio estaba hecha con grasa de vaca, pero pero hacia fines de siglo la grasa había sido reemplazada por aceite vegetal.

Su color blanco no era natural. En 1886, los estados de New York y New Jersey prohibieron la fabricación de margarina amarilla, y hacia 1902 otros 32 estados habían sancionado prohibiciones similares. Para evitar este problema, los productores agregaron colorante blanco, el mismo que hoy se utiliza en las pastelerías. En 1950, el presidente norteamericano Truman permitió la comercialización de la margarina sin colorante, y desde entonces se popularizó la producción de la margarina amarilla tal y como la conocemos hoy en día.

¿La margarina está a sólo una molécula del plástico?

Esta afirmación circula en Internet desde hace tiempo, e incluso la he visto en algunos sitios de noticias. Es hora de conocer la verdad. El plástico es un polímero formado por una larga cadena de moléculas más pequeñas repetidas. Los plásticos se obtienen a partir de petróleo crudo y gas natural, pero se pueden hacer a partir de materiales naturales como la madera, el maíz, las plantas, e incluso los azúcares.

Uno de los primeros plásticos se fabricó en la década de 1800 a partir de leche de vaca. Como puedes ver, tanto el plástico como la margarina se pueden hacer a partir de aceite vegetal, que es donde termina cualquier similitud.

No hay nada cierto en esta afirmación, y aunque así fuera, recuerda que una molécula puede hacer un mundo de diferencia. Muchas sustancias naturales son muy similares en composición química pero muy diferente en apariencia y efecto. Entre el peróxido de hidrógeno (blanqueador) y el agua, sólo existe un átomo de diferencia.

¿Es un riesgo para el corazón?

Según ciertas versiones, la margarina aumenta el riesgo de enfermedad cardiaca en un 53 por ciento. El dato proviene de un estudio realizado por la Facultad de Medicina de Harvard, en la década de 1980. Por aquel entonces, se analizó las margarinas que contenían hasta 29 por ciento de grasas trans. Ahora sabemos que este tipo de grasas no deben existir en nuestras dietas, ya que aumentan significativamente el colesterol.

Con el paso de los años, gran parte de los gobiernos del mundo sancionaron normativas exigiendo que todos los alimentos indiquen en la etiqueta cuánta grasa trans contienen. Si compras productos con 0 grasas trans, no entrarás en esta defasta estadística. Muchos productores de margarina reformularon sus productos para eliminar estas grasas de sus ingredientes.

Como puedes ver, se trata de dos productos muy similares que poseen la misma cantidad de calorías, pero la manteca contiene más grasas saturadas que la margarina. Lee las etiquetas, compara, evita las grasas trans y las hidrogenadas, infórmate y no creas todo lo que lees en esas populares cadenas de mail. 

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