El aire que respiramos posee un 21% de oxígeno. Necesitamos oxígeno para vivir. Puede que pensemos que respirar aire compuesto en 100% por oxígeno sea bueno para nosotros.
Los pulmones son básicamente una serie de tubos que van desde nariz y boca hasta pequeños sacos llamados alveolos. Estos alveolos se encuentran rodeados de pequeños vasos sanguíneos, llamados capilares pulmonares. Entre estos capilares y el alveolo existe una membrana que es atravesada por varios gases.
Al inhalar, el alveolo se llena de aire. Como la concentración de oxígeno en el aire es alta y baja en la sangre, el oxígeno difunde desde el primero hacia la segunda. De la misma manera, el dióxido de carbono abandona el torrente sanguíneo. La concentración de nitrógeno en la sangre y el alveolo es aproximadamente la misma.
Ahora, ¿qué ocurre si respiramos oxígeno puro? En conejillos de indias expuestos a 100% oxígeno a presión atmosférica durante 48 horas, se notó acumulación de fluidos en pulmones y células epiteliales alrededor de los alveolos. Además, los capilares pulmonares se vieron dañados. Una forma muy reactiva de la molécula de oxígeno, llamada el radical libre de oxígeno, es probablemente la causante de este daño.
Si seres humanos fueran obligados a respirar oxígeno puro, les ocurriría lo siguiente:
Acumulación de fluido en pulmones.
El flujo de gas a través del alveolo disminuye, lo que quiere decir que la persona se agitaría.
Dolores de pecho al respirar hondo.
El volumen que el pulmón puede intercambiar se reduce en un 17 %.
Mucosidad ocupa conductos de salida de los alveolos. El oxígeno atrapado es absorbido por la sangre sin que quede gas en el alveolo para mantenerlo inflado, lo que causa que colapse. Este tipo de obstrucciones de mucosidad son comunes, pero se liberan al toser. Si un alveolo se tapona al respirar aire normal, el nitrógeno que queda atrapado dentro del alveolo lo mantiene inflado.
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