El apéndice es una prolongación del ciego -parte del intestino grueso-, y está conectado al él a través de un pequeño orificio. A pesar de su reducido tamaño, de 7 a 8 cm de largo y entre 4 y 8 mm de diámetro, el apéndice es especialmente conocido por su habitual inflamación y por ser un órgano inservible.
Pero, ¿es realmente el apéndice inútil? Según los estudios de un grupo de cirujanos e inmunólogos estadounidenses, el apéndice tiene la función de resguardar las bacterias buenas del intestino cuando éste sufre alguna infección. Así, el apéndice se convierte en un lugar seguro donde pueden proliferar las bacterias que componen nuestra flora intestinal y luego repoblar el intestino cuando el panorama se despeja.
Durante décadas, se había extendido el rumor de que el apéndice, el pequeño saliente de nuestro intestino grueso, era una porción inservible de nuestro cuerpo, y que su extracción no suponía ningún problema para el paciente. Se creía que el apéndice era un vestigio del desarrollo evolutivo de otro órgano; hipótesis que ha quedado descartada con este descubrimiento.
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