Alfie tiene sólo dos años y parece un niño normal, fornido y saludable. Pero el pequeño sufre un extraño desorden alimentario por el que nunca deja de tener hambre y podría llevarlo a comer desde basura hasta su propia piel.
El bebé podría morir por complicaciones ligadas a la obesidad infantil, según explicó su madre, Norma Mazeika. Pero por ahora el verdadero problema es que come sin parar. "Empezó a atacar los tachos de basura. Habíamos tirado un pan enmohecido y trató de sacarlo y comérselo", señaló la mujer al sitio The Sun.
Pero no se trata de un simple caso de avidez por la comida, sino que Alfie fue diagnosticado con el síndrome Prader-Willi cuando tenía sólo dos días de vida. Por eso, su cerebro no registra cuando ya está satisfecho y puede volverse muy violento si no recibe comida.
"Se pasa toda la noche despierto, llorando porque tiene hambre. Es muy duro no poder darle lo que necesita", comentó Mazeika, de 45 años, que reside con toda su familia en Halifax, una localidad de la región inglesa de York.
"El médico me dijo que cuando crezca será como un monstruo porque va a reclamar cosas que no puede comer y su hambre es dolorosa así que se va a pelear con nosotros", explicó la madre, quien teme que su hijo se vuelva contra otras personas o contra él mismo.
"Nos dijo que será más violento cuando sea grande. Vamos a tener que poner una cerradura en la nevera", señaló la mujer.
El síndrome Prader-Willi ataca a uno de cada 10 mil chicos en Gran Bretaña y todavía no se conoce una cura, así que por ahora las maestras de Alfie tienen que supervisarlo durante todo el tiempo que está en el jardín de infantes, y le prohiben jugar con elementos de cocina o comida de plástico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario