Pergaminos, manuscritos, libros antiguos... todos tienen en común un olor característico y el color amarillento de sus páginas. Los científicos saben desde hace tiempo que este amarilleamiento se debe a que la celulosa, principal componente del papel, se oxida con el tiempo. Sin embargo, hasta ahora no se sabía en qué parte de esta molécula se producía el cambio de color. Un estudio publicado en Physical Review Letters resuelve el misterio.
Los investigadores compararon las longitudes de onda emitidas por papeles antiguos con las de papeles modernos pero que habían sido envejecidos artificialmente. De esta forma pudieron localizar el cromóforo, que es la parte de una molécula responsable de su color. En el caso de la celulosa los científicos descubrieron que el cromóforo es el aldehido, un grupo formado por un átomo de carbono que se une a uno de oxigeno por un enlace doble, y a otro de hidrógeno por un enlace simple.
Aunque este descubrimiento podría ayudar a los restauradores a eliminar el color amarillento del papel, los científicos recomiendan precaución, ya que los productos químicos destinados a revertir la oxidación del cromóforo también podrían dañar los objetos.
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