El gran inventor Nikola Tesla sufría desorden numérico obsesivo-compulsivo o aritmomanía, que guarda relación con la artimética. En concreto, Tesla buscaba permanentemente en su vida cotidiana números divisibles por 3, por ejemplo a la hora de elegir habitación en un hotel prefería un número como el 207, múltiplo de 3. Además, pedía exactamente 18 toallas limpias cada día. Y si salía a dar un paseo, daba siempre 3 vueltas a la manzana.
La aritmomanía se describe en los manuales médicos como el hábito irresistible de contar los objetos, las palabras de un texto, las letras de las palabras, los escalones, las casas de una calle, etc. En ocasiones, quienes la padecen también necesitan comprobar si una cantidad es capicúa o si sumadas las cifras que la componen se obtiene una cifra par o impar.
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