domingo, 15 de septiembre de 2013

¿Cómo nace una estrella del universo?


¿Has contemplado en una noche despejada el cielo repleto de estrellas? Fijar la vista en el cielo, tanto en el día como en la noche, es una de esas cosas sencillas que tienen el poder de transmitirnos paz. Las estrellas siempre están ahí, pero cada vez que las vemos es como si las volviéramos a descubrir. Por tratarse de uno de los paisajes más hermoso, hoy te invito a conocer cómo nace una estrella del universo.


Una estrella nace en el interior de una nebulosa (una nube de gas y polvo cósmico). Las regiones más densas poseen mayor gravedad y comienzan a succionar de las zonas menos densas. Conforme transcurre el tiempo, la región densa se vuelve más densa y la rapidez con la que atrae más de las partes inferiores se hace mayor.

Una vez que todo el material cósmico de la nube fue succionado, se forma una esfera muy densa y grande; el tamaño depende de la cantidad de materia que en un inicio formaba la nube y la mayor parte es hidrógeno. La masa genera un campo de gravedad intenso, que depende de la densidad de su masa, que comienza a empujar hacia adentro, lo que hace que los átomos de hidrógeno colisionen con tanta intensidad que en cada colisión hay un rebote; la gravedad continua comprimiendo toda la masa a mayor velocidad, tanto que los átomos de hidrogeno ya no rebotan sino que se funden formando átomos de helio, el cual también se funde formando deuterio. En cada fusión se van formando elementos más estables como el hierro, oxigeno, carbono, entre otros. La fusión del hidrógeno libera energía cuya explosión es más poderosa que la fisión del uranio y plutonio.

Formación de helio y el combustible de las estrellas

El átomo de hidrógeno se compone de un electrón, un protón y un neutrón. El helio se compone dedos electrones, dos protones y dos neutrones. Por esto, si dos átomos de hidrógeno se funden, se forma uno de helio y libera energía a todas las frecuencias tales como luz, calor, rayos ultravioletas, infrarrojos, radiación alfa, beta gamma, rayos, entre otros.

Es justo el hidrógeno que con la fusión crea una fuerza en sentido contrario a la fuerza de gravedad y esta queda equilibrada, evitando que la estrella se siga comprimiendo. La estrella sobrevive gracias a este equilibrio por muchos millones de años.

Tamaño de las estrellas

Hay de todos los tamaños, unas más pequeñas que el Sol, otras más grande y otras tan grande que se tragarían al Sol junto con todos los planetas, satélites, asteroides y cometas.

El Sol es una estrella, la más cercana a nosotros y lleva 5000 millones de años aproximadamente según datos astronómicos. Es una estrella de vida media por lo que le falta otra cantidad igual de vida. 

La vida de las estrellas depende de su masa, cuanto más masiva es la estrella, menos tiempo vivirá y cuanto más pequeña sea esta o menor masa tenga, más tiempo durará. Esto último se debe a que cuanto más masiva sea la estrella, mas rápido debe consumir su combustible para compensar la enorme fuerza de gravedad y evitar el colapso gravitacional.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Cuatro ventajas de beber leche materna al nacer


Un fluido dulzón compuesto de lactosa (que aporta energía), proteínas como la caseína y grasa “sana” para crecer y desarrollar la inteligencia. Así se podría describir la leche materna. Consumirla nada más nacer pueda aportar importantes beneficios para la salud no solo durante la infancia, sino también al alcanzar la vida adulta, según revelan los últimos estudios médicos.

Protección frente a invasores. La leche materna está repleta de oligosacáridos (HMO, por sus siglas en inglés), apodados como la “fibra” de la leche humana debido a que, al no existir de enzimas que permitan despedazarlos en el estómago, llegan intactos al intestino. De hecho, son los microbios intestinales los que rompen estas moléculas en pequeños fragmentos -ácidos grasos de cadena corta- que las bacterias “buenas” del digestivo utilizan para obtener energía. En las tripas de los neonatos, este proceso mantiene activo a un ejército de microorganismos protectores que actúa como barrera ante patógenos invasores causantes de diarreas y enfermedades gastrointestinales más graves como el cólera, así como de infecciones respiratorias. 

Menos cáncer. Un trago diario de leche materna en los primeros meses de vida reduce el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer infantil, entre ellos la leucemia, la enfermedad de Hodgkin o el neuroblastoma, todos bastante agresivos. De acuerdo con un estudio publicado en la revista Journal of Human Lactation, este efecto anticancerígeno se debe, por un lado, a la presencia de una sustancia llamada TRAIL o inductor de la apoptosis. Además, investigadores de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) han identificado una alfa-lactalbúmina apodada HAMLET que, cuando entra en contacto con ácido oleico -presente en el estómago de los recién nacidos-, se convierte en un veneno letal para las células tumorales y les obliga a suicidarse.

Salud mental. La leche humana es un antídoto contra la agresividad, la depresión, la ansiedad, la timidez extrema y las conductas delictivas. Al menos esa es la conclusión a la que ha llegado la investigadora australiana Wendy Oddy tras realizar un seguimiento a centenares de niños que consumieron leche materna durante los primeros meses de vida y a otros que nunca la habían probado. Por si fuera poco, otro estudio dado a conocer en Archives of Disease in Childhood sugiere que alimentarse a partir de leche materna durante 16 semanas reduce en un 30% el riesgo de tener problemas del comportamiento a partir de los cinco años, concretamente las dificultades para socializar, la hiperactividad, los problemas emocionales y la tendencia a contar mentiras. 

Freno al virus del sida. Más del 15% de las nuevas infecciones anuales del virus del sida afectan a niños. Y se calcula que, sin tratamiento, solo un 65% de los bebés infectados sobrevive a su primer cumpleaños. Sin embargo, en los críos alimentados con leche materna estas estadísticas no se cumplen. Según acaba de demostrar un estudio de la Universidad de Carolina del Norte publicado en la revista PLoS Pathogens, se debe a que la leche materna humana aniquila sin piedad al VIH.